"Benavides brilla en el Dakar: Luciano conquista la etapa y Kevin desafía la adversidad en 2024" | Deportes | EL PAÍS
La victoria de Luciano Benavides en la quinta etapa del Rally Dakar 2025 no es un triunfo cualquiera. De hecho, no es la primera victoria de los hermanos de Salta (Argentina) en esta edición de la emblemática competencia. Desde su llegada a Arabia Saudí, se sentían como ganadores, luciendo el vibrante naranja oficial de KTM como compañeros de equipo. Especialmente Kevin. El bicampeón del rally-raid por excelencia llegó en condiciones físicas muy justas a la cita anual de enero, aún en proceso de recuperación de las secuelas de un grave accidente de motocross que casi le costó la vida. “Fue un golpe muy severo, estuve al borde de la muerte y mi vida cambió por completo. Ha sido un desafío muy difícil para mí y para toda la familia”, comenta el piloto de 36 años, ganador de las ediciones de 2021 y 2023, en una conversación con EL PAÍS.
El 11 de mayo de 2024, un accidente practicando motocross en un circuito cerca de casa le provocó una lesión axonal difusa en la cabeza que le dejó en coma varios días, postrado en la cama durante semanas. “Me lo encontré allí tumbado, en el suelo, inconsciente, respirando muy mal. No sabíamos qué pasaba y sufrí muchísimo, lo pasamos muy mal”, recuerda Luciano, de 29 años. Ese día ni siquiera tenían planeado ir a entrenar, pero se animaron a última hora y todo su universo se desmoronó en un abrir y cerrar de ojos. Nadie sabe qué ocurrió exactamente, solo las consecuencias “Ha sido como volver a empezar, he tenido que aprenderlo todo de nuevo y aceptar que estas lesiones necesitan un tiempo de recuperación que no puedes esquivar”, reflexiona Kevin en el día de su aniversario, donde recibe la visita de su padre y la dedicatoria de su hermano, que ganó la especial por 47 segundos exactos, el dorsal del campeón magullado. Los periodistas sudamericanos, en la línea de meta, le cantaron el cumpleaños feliz nada más llegar a Hail, ciudad situada al norte del país.
Acostumbrado a romperse huesos, al golpe en la cabeza se le unió el corte del nervio radial. Tuvieron que intubarle al principio, y cuando despertó se dio cuenta de que había perdido la sensibilidad en el brazo izquierdo: “Cuando desperté no tenía ni idea de lo que había pasado, solo veía las caras de preocupación de mi familia”. Los doctores tuvieron que hacer un invento, moviendo los tendones de sitio para intentar recuperar la movilidad en la extremidad. “La neurorrehabilitación es un proceso duro, es como volver a aprender a mover la mano y el brazo desde cero”, constata. Tuvo que pasar varias veces por quirófano, la última el 20 de julio. En el hospital coincidió con su hermano pequeño, que se rompió la cadera ese mismo mes mientras participaba en el Desafío Ruta 40, también en Argentina. Kevin estaba en la habitación 612 y Luciano en la 614: “Él venía de ganar el Dakar en 2023 y yo de llevarme el Mundial, pasamos del cielo al infierno de un año para otro”.